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Si el miedo al cambio visita a tus hijos: Cuento Gusanito Merlín


La decisión de un nuevo cambio sabemos que es lo mejor, bueno, eso sabe la cabeza. Pero el corazón no siempre estará seguro ni de acuerdo, en que el cambio será para mejor. Se los digo por propia experiencia, pues mi familia ha enfrentado tres cambios de países, de readaptaciones, del nacimiento de un hijo en el extranjero y no fue fácil.

La vida por definición es una serie de cambios y transiciones. Sin embargo, esto no significa que sea fácil ni que debemos estar acostumbrados al cambio, a las mudanzas, a nuevas culturas, a nuevos países, a hacer nuevos amigos, a tener nuevos maestros, a un idioma diferente y sobre todo, a tener que estar lejos de nuestra familia, de nuestras raíces, de la zona de confort que ya conocemos.

Por tanto, les quiero compartir un cuento que puede ser útil para los niños que se enfrentan al cambio, que tienen miedo a lo desconocido y posiblemente no saben como expresarlo. A veces, reaccionan de manera reactiva, victimizándose "no hay nada que pueda hacer, así lo decidieron mis Papás", a la defensiva "no voy a poner de mi parte, no me quiero ir y no voy a esforzarme" o simplemente, prefieren estar en silencio intentando negar o reprimir sus emociones. A algunos otros, la ansiedad se apodera de ellos en ciertos momentos. Aparecen las pesadillas, los terrores nocturnos, el no querer ir a la escuela, morderse las uñas, chuparse las mangas, o simplemente, querer ser la sombra de Mamá en todo momento.

Este cuento es sobre el Gusanito Merlín, un gusanito que estaba negado al cambio y no quería que nada se modificara. Si algo de esto se asemeja a una situación con su familia, les invito a leerlo y espero lo disfruten.

EL GUSANITO LLAMADO MERLÍN

Había un gusanito llamado Merlín, que vivía en un arbusto verde, brillante y frondoso; él había estado ahí desde pequeño, en esa planta había aprendido a subir y bajar por el tallo, a resguardarse de la lluvia en sus hojas, podía comerlas y saborear las más tiernas de esa rica planta.

Un día comenzó a percibir que su cuerpo crecía y crecía, sus patas se hacían más largas, él había observado que cuando otras orugas crecían, esos gusanitos de repente se ponían a hacer una casa, una casa que era como una cama redonda, que tejían y tejían por mucho tiempo y no se explicaba ¿para qué era ese nido que hacían?, al cual se metían y lo cerraban totalmente.

Pasaba mucho tiempo y seguían encerrados, los miraba sin poder calcular cuanto tiempo iban a estar ahí o cuanto tiempo había pasado. Después de repente los veía salir transformados ¡Que sorpresa, ya no eran gusanos!, ahora volaban, exclamaba riéndose.

Merlín comenzó a preocuparse mucho por lo que le iba a pasar, por los cambios que venían. Pensaba y dudaba de poder hacerlos, se decía ¿No se cómo voy a lograr cambiar mi apariencia? Preocupado murmuraba: ¡No me gusta ese cambio! ¡Yo quiero seguir así en lo que ya conozco como mi vida, en las cosas que yo hago y que me parecen divertidas!.

Un día que estaba comiendo una hoja muy jugosa, llegó una mariposa de alas grandes, de colores iridiscentes y muy azules, con la que comenzó a platicar de la manera en la cual ella había creado alas. Así la mariposa le preguntó: ¿Recuerdas cómo eras cuando naciste y eras una pequeña larva?

¡Sí! Exclamó Merlín, era chiquito y no podía caminar mucho, mis patas eran cortitas y era muy frágil. ¿Y cómo llegaste a ser como eres ahora? Inquirió la mariposa. Bueno, comí muchas hojas, hice ejercicio subiendo y bajando las plantas y eso me ayudó a crecer y a ser fuerte.

Mientras Merlín le contaba estaba recordando como algunas veces le había sorprendido el que su cuerpo se modificara. Además recordó como con cada cambio que se daba podía hacer cosas diferentes. Así pensó en cuando sus patas crecieron y había podido tener la fuerza para escalar más alto y más rápido. Cuando se alargó más su cuerpo pudo levantar las hojas y ayudar a otros gusanitos pequeños a subir, algunas veces cargándolos en su espalda. Comenzó mientras recordaba, a darse cuenta de las muchas cosas que había aprendido al crecer.

La mariposa moviendo sus antenas le dijo: ¿Quieres que te cuente del sueño maravilloso de la creación de las alas?.

¡Sí claro! Le dijo Merlín con la curiosidad y la intriga de saber algo desconocido. Pues

bien, un día comienzas a comer y a comer hasta ponerte muy grande y entonces tejes como lo has visto que lo hacen otros amigos, una casa, un lugar muy cómodo y especial en donde todo lo que tú eres en ese momento, va a tener muchos cambios. Cuando esa casa llamada “capullo” está terminada, ahí te metes y todo lo que tu cuerpo sabe, comienza a impulsar los cambios. Todo tu cuerpo se vuelve un líquido de vida, y de ahí, poco a poco se van formando las diferentes partes del cuerpo, las patas finas y delgadas, el cuerpo más largo y con anillos, las antenas y con el tiempo las alas grandes y de bellos colores.

Mientras la mariposa le contaba al gusanito Merlín, él se estaba imaginando como iba cambiando su cuerpo en el capullo y se preguntaba ¿Cuál sería el color de sus alas? Oyendo la historia que le estaba contando la mariposa reconoció toda la sabiduría que estaba contenida en su naturaleza. Se sorprendía de saber como lo que él había sido hasta ahora podía encontrar otras maneras de ser y sentía la fuerza contenida que impulsaba el valor para poder entrar en ese proceso. Se dijo: “Tal vez no sepa ahora los colores que voy a tener pero sé que mi cuerpo va a poder crecer alas y voy a descubrir lo que se siente volar”. Así imaginaba como en un dibujo en su mente, a sus nuevas patas delgadas, pensaba en el cuerpo que ahora iba a tener y en sus nuevas antenas, le dio mucho gusto poder pensar en el cuidado y la minuciosidad con la que tendría que

acomodar sus alas grandes para que cupieran en el capullo y después poderlas extender.

También se dio cuenta de que cambiar entrañaba nuevos aprendizajes, el ir descubriendo nuevas cosas, pensaba que tendría que investigar la mejor posición para poner sus patitas mientras volaba por ejemplo. Además pensó en todos los manjares que ahora tendría que aprender a comer.

También le surgieron muchas preguntas interesantes ¿Dónde dormiría ahora que iba a tener grandes alas? ¿Qué pasaría si se mojaba con la lluvia? Y al mismo tiempo que se hacía esas preguntas, la fascinación por emprender el cambio crecía en su corazón.

La mariposa le dijo: ¿Qué crees que pasará después de crear a tu nuevo cuerpo? En un instante romperás el capullo y podrás salir y por primera vez, podrás abrir las alas y extenderlas a lo largo y sentir como al moverlas el viento te levanta y vuelas tan alto, tan alto que podrás alcanzar las nubes.

Merlín imaginó en lo maravillo que será poder despegarse de la tierra y volar y esperó con gran ansiedad el momento justo que le indicara que t

odos los cambios comenzaban para empezar a hacer su casa-capullo en donde se daría el cambio.

Agradeció a la mariposa sus enseñanzas acerca de su propio cuerpo y de su vida y se alegró de todos los cambios que vendrían.

FIN

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